Con ese trofeo subía al avión que lo llevaría de Valledupar a El dorado. Luego comenzaba el paseo por la ciudad entregando el preciado recuerdo de La Paz: las almojábanas. En las emisoras siempre era bien recibido, con aplausos porque con su tremenda voz gritaba en voz en cuello: “Llegaron de La Paz, llegaron de La Paz” y entonces locutores, programadores y directores saboreaban el manjar.
Lo mismo hacía en Sony Music, su casa disquera o con los encuentros que tendría en el Congreso de la República.
Las almojábanas, tradicional manjar que proviene del vocablo árable al-muyabbana y que traduce como “torta de queso”.
En Colombia hay varios lugares donde se preparan las almojábanas. Son reconocidas, por ejemplo, las de Boyacá y en especial en Paipa. Pero en Bogotá se consumen también en la famosa changua.
Las de La Paz, en el Cesar, tienen algo especial, cuando se hornean se ponen sobre hojas de plátano que les dan un sabor único.
En el 2019 las almojábanas de La Paz fueron declaradas como Patrimonio Cultural e Inmaterial del departamento del Cesar.
En la casa de Jorge Oñate no faltaron nunca las almojábanas y el buen queso costeño. El maestro Oñate fue un consumidor de estos manjares y cuando los periodistas lo visitaban allí, además de mostrar su cuarto del “ego” donde estaban las paredes repletas de placas, trofeos, medallas, pero sobre todo de discos de Oro, Plata y Platino y un montón de fotos con celebridades, los invitaba a su tomar “el algo” que comprendía generosas porciones.
Alberto Suárez López recuerda que cuando dirigía Olímpica Estéreo en Bogotá le dijo un día, bromeando a Oñate: “Si usted quiere que suene su música, traiga siempre almojábanas”.
El cantante, exjugador de fútbol, directivo de Sayco, Congresista y compositor no dejó en el olvido la broma y a partir de aquel momento se convirtió en el embajador de las almojábanas de La Paz.
En las entrevistas Oñate contaba la forma cómo se hacían las almojábanas y comentaba que era una tradición de varias familias de La Paz, pero recordaba también que el presidente Alfonso López Michelsen, cuando fue el primer gobernador del Cesar, las catalogó como “El segundo pan del mundo”.
El vallenato no sólo ha sido canciones. También platos típicos.